Los campos de golf requieren un manejo meticuloso para mantener un césped continuo y homogéneo, proveniente exclusivamente de la familia Gramíneas. Las especies más comunes incluyen Festuca, Lolium, Poa, Stenotaphrum, Agrostis y Cynodon, las cuales deben resistir siegas frecuentes y el desgaste mecánico por el tránsito constante de personas y vehículos.
Cultivo continuado y desafíos
El césped en los campos de golf se mantiene durante todo su ciclo vegetativo, dificultando el acceso a la zona radicular para fertilizar, airear y realizar tratamientos fitosanitarios. La siega, aunque necesaria, extrae continuamente superficie foliar, agua, reservas glucídicas y nutrientes, debilitando las raíces y estimulando el desarrollo de estolones y rizomas. Además, la falta de períodos de ruptura favorece el desarrollo de parásitos y enfermedades, que deben ser tratados continuamente, restringiéndose a fitosanitarios registrados para zonas verdes ornamentales.
Rendimiento ornamental
A diferencia de otros cultivos, el rendimiento en un campo de golf se mide en términos ornamentales, considerando homogeneidad, densidad, color, textura y tersura. Estos factores dependen de la capacidad de crecimiento, estado sanitario y uso del césped. Las exigencias varían según la ubicación en el campo (greens, antegreens, roughs, fairways o tees), la situación geográfica y las expectativas de los socios y clientes.
Irrigación en Campos de Golf
Las necesidades hídricas del césped ornamental están determinadas por las condiciones meteorológicas y la capacidad de transpiración de la planta. La ETP (Evapo Transpiración Potencial) es un indicador clave, y su cálculo se realiza mediante diversas fórmulas o sistemas informatizados. La constante del cultivo Kc, que varía entre 0,6 y 0,8 según la especie y el clima, se multiplica por la ETP para obtener la Evapo Transpiración real.
Riego deficitario y de supervivencia
El riego deficitario, aplicado a un 70%-85% del riego óptimo, puede ser una estrategia para economizar agua, ralentizando el crecimiento del césped sin causar estrés. El riego de supervivencia, en cambio, se utiliza en condiciones extremas de falta de agua, proporcionando solo el 20%-40% de la ETP necesaria para no comprometer la recuperación futura del césped.
Sistemas de distribución
Los sistemas de riego en campos de golf deben ser altamente homogéneos, especialmente en suelos arenosos con alta velocidad de infiltración y baja retención de agua. La programación debe considerar la capacidad de almacenamiento del suelo, la necesidad de lixiviación de sales y la prevención de problemas de salinidad.
Criterios para el diseño de un sistema de irrigación
Para diseñar un sistema de riego efectivo, se deben considerar las necesidades hídricas en función de la ETP, la capacidad de almacenamiento del suelo, las pérdidas y aportaciones naturales (como la lluvia), y la programación adecuada del riego para mantener un rendimiento ornamental óptimo sin interferir con las actividades deportivas.
El manejo de la salinidad es crucial. El riego debe superar la capacidad de campo para evitar la acumulación de sales y mantener un balance adecuado. La calidad del agua es determinante, y la cantidad de agua de lavado varía según la salinidad del agua y la tolerancia de las especies cultivadas.